Exigimos transparencia en el proceso electoral
En los días posteriores al último Congreso extraordinario de la CONADU circularon diversas versiones e interpretaciones sobre los hechos ocurridos durante esa jornada. Sin embargo, el Congreso no es más que una foto, que pone en evidencia el deterioro institucional y la degradación de los horizontes políticos que viene sufriendo nuestra federación desde hace años.
Hoy la CONADU es “la federación con mayor representación de la docencia universitaria”. Pero esta es una verdad a medias: a la vez que nominalmente contiene a 32 asociaciones de base -que representan en conjunto la mayoría de la docencia organizada-, su política excluye a la mitad de los sindicatos que la componen. Las acusaciones a determinados sindicatos -algunas de ellas individualizadas en el nombre de mujeres con responsabilidades de conducción- y la personalización de los conflictos que hoy atravesamos solo intentan ocultar (como quien quiere tapar el sol con la mano) una situación extremadamente grave: la creciente distancia entre la dirigencia de CONADU respecto de los sindicatos de base y de la realidad de la docencia universitaria, y el sistemático silenciamiento de las representaciones gremiales que no comulgan con esta conducción.
Esto es lo que venimos expresando desde hace tiempo, cada vez con más apoyos dentro de la Federación, y es lo que orienta nuestras acciones: queremos una Federación que acompañe el crecimiento cuantitativo -más docentes afiliados y afiliadas, más sindicatos y más dirigentas/es sindicales- con una organización plural, democrática, representativa y federal, que escuche y atienda las necesidades de las y los docentes de cada Universidad, que esté al lado de cada sindicato de base para fortalecer su posición en cada conflicto, que represente al conjunto ante las autoridades nacionales.
La respuesta de la dirigencia de la CONADU frente al crecimiento y la pluralidad de perspectivas no puede ser el disciplinamiento y la exclusión. Tampoco podemos seguir tolerando las prácticas arbitrarias y la falta de transparencia en el proceso electoral que se avecina. Una comisión de poderes controlada íntegramente por la conducción, el ocultamiento de los padrones de todos los sindicatos que responden al oficialismo, la intervención sobre las decisiones autónomas de los sindicatos de base, son algunas de las reiteradas maniobras por las cuales una dirigencia desgastada y sin proyecto político-sindical pretende sostenerse en el poder. Y para eso, necesita deslegitimar, disciplinar y excluir a quienes, desde nuestros territorios y nuestras experiencias de organización, proponemos caminos alternativos para hacer de nuestra Federación una verdadera herramienta de transformación.
El diálogo político abierto y sincero debería ser siempre una herramienta disponible para procesar las diferencias. Pero se impone más aún en situaciones como esta. Somos militantes sindicales con una profunda convicción en la necesidad de fortalecer nuestras organizaciones, herramientas fundamentales para garantizar el avance de un proyecto nacional, popular y con justicia social. Por eso seguiremos luchando para lograr una Federación que sea representativa del conjunto de la docencia universitaria, en sinergia con las asociaciones de base, plural, democrática, feminista y federal.